La marquesa de Corvera reaparece en el Consistorio dos siglos después

San Javier
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A la luz de un candelabro volvió a pasear la marquesa de Corvera por su vieja casa solariega, actual Consistorio de San Javier. Su espíritu estuvo presente en la presentación del documento de 1796 que el Ayuntamiento ha rescatado para la memoria local al comprarlo en una subasta pública. El legajo, que incluye dos valiosos mapas de San Javier del siglo XVIII, responde a numerosas preguntas y formula otras nuevas que deja por el momento sin solución.

 

Los vecinos que acudieron a conocer el que a partir de ahora será su documento más antiguo -hasta ahora el de mayor antigüedad conocido era un presupuesto municipal de 1836, fecha de la creación del ayuntamiento-, se vieron sorprendidos por la mismísima marquesa de Corvera, con criada incluida, en doméstico paseo por lo que fue su casa, actualmente consistorio de San Javier.

María Teresa Riquelme y Arce, nieta de Jesualdo Riquelme (familia destacada de Murcia) y esposa de Rafael de Bustos, marqués de Corvera (fue ministro de Fomento), pasó muchas temporadas en la por entonces conocida como la plaza del Esparto, frente a la parroquia. "Fue la inventora del veraneo", comentó el archivero municipal, Luis Lluch, que expuso la historia del documento adquirido. La marquesa de Corvera vendió al Ayuntamiento en 1878 el edificio y solar de la plaza adyacente con la condición y cláusula añadida por contrato de que ambos se dedicaran al uso público: que el edificio sirviera como consistorio municipal y la plaza para el disfrute de todos los vecinos.

Habría que retroceder unos cuantos años más para situar en el tiempo el documento adquirido, ya que fue su abuelo, Jesualdo Riquelme, quien motivó el volumen tan bien conservado que ha llegado a estos días y que se puede ver en el vestíbulo del Ayuntamiento de San Javier. Riquelme, señor de Guadalupe, llegó a ser un personaje influyente en la Murcia del siglo XVIII, de hecho fue mecenas del escultor Francisco Salzillo, a quien encargó un Belén para decorar su palacio en la ciudad del Segura. Ese Belén se expone actualmente en el Museo Salzillo. Dueños de terrenos por toda la Región, aún se puede ver en la Hacienda Riquelme, en Sucina, su escudo nobiliario.

Entre los años 1791 y 1796, Jesualdo Riquelme y Antonio Lucas Celdrán, marqués de Beniel, pleitearon judicialmente ante la Real Chancillería de Granada por la propiedad de unos solares situados en la plaza principal de San Javier. La enemistad manifiesta se originó a raíz de que se comenzó a plantar en los solares de la discordia cultivos de 'barrilla', una planta de la que antigüamente se extraía la sosa. Riquelme se quejó de que la plantación impedía el paso de carruajes por la que actualmente es la calle Martínez Tornel (donde se encuentran los establecimientos Pardo).

La pugna judicial dio lugar a un pulso entre poderosos, ya que Lucas Celdrán era marqués de Campillo y marqués consorte de Beniel, caballero de Santiago y alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición, además de Señor de El Palmar y de ambos Javalíes. Se conocen testimonios que afirman que era tal su fastuosidad que solía calzar a sus caballos con herraduras de plata y repartía dinero entre los necesitados.

Tras una época de sequías, epidemias y malas cosechas, además de los azotes de la piratería en el Mar Menor, la zona de San Javier vivía en el siglo XVIII una etapa de crecimiento y repoblación, cuando el marqués de Beniel heredó sus tierras a censo de la fábrica de la parroquia.

El documento, que se podrá descargar a partir del lunes de la página web municipal, "incluye mucha información valiosa sobre nombres de propietarios, de la situación de aljibes, caminos, la calle del cura, y de un paraja conocido como Hoya Ratones que nadie conocía", explica el archivero. Un libro encuadernado en pergamino, de 176 páginas, volvió a San Javier desde Madrid, después de vivir quién sabe qué vicisitudes. "A finales de 2015, el cronista de Mula nos alertó de que se iba a subastar un documento de San Javier", desveló Lluch. Pujaron por él, además del Ayuntamiento, cuatro personas, tres de ellas españoles y un argentino, aunque se desconoce el interés que tenían en el legajo. Y otra pregunta más sobrevuela tras la recuperación del libro: ¿en manos de quién ha estado durante dos siglos y, sobre todo, quién la ha sacado a la venta en el siglo XXI?

El profesor de la Universidad de Murcia Francisco Chacón explicó que en 1813 -poco después del pleito citado- se proclamó el Ayuntamiento de San Javier al amparo de la Constitución de Cádiz aunque, con el regreso de Fernando VII se anuló la carta magna conocida como 'La Pepa' y trajo consigo la restauración absolutista. Ya en 1983, se declaró la segregación de San Javier y de San Pedro del Pinatar del Ayuntamiento de Murcia, de modo que ambos municipios costeros comienzan a escribir su historia por separado.

En la exposición que se puede ver en el Ayuntamiento, se encuentran los documentos más valiosos del Archivo municipal, como el acta de Pleno que dio la benvenida a la I República, el telegrama que recibieron los responsables locales informando de la declaración de la Guerra Civil, firmado por Manuel Azaña, o el expediente de selección de un médico municipal en 1899.

Se podrá visitar hasta el 2 de mayo y, una vez concluida la muestra, la Ejecutoria pasará a formar parte del Archivo municipal, donde será accesible para su libre consulta.

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