Los pinos del coto cumplen un siglo retorcidos por los vientos de levante

Naturaleza en Murcia
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Retorcidos sobre sí mismos, podrían componer un paisaje fantasmal de película de terror. Los pinos carrascos que los trabajadores de las salinas plantaron hace justo un siglo, se han convertido en parte de la singularidad del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro, que el próximo fin de semana celebra el 'cumpleanillos' del bosque del coto.

 

Es sabido que el hombre quita y pone elementos en la naturaleza según le convenga. Una deforestación masiva y posteriormente una replantación de unos 3.000 pinos mediterráneos forman parte de la historia del paisaje de este espacio protegido. Según informan en el Centro de Interpretación del Parque, en tiempos anteriores al siglo XX se fueron talando los árboles que escoltaban las playas pinatarenses del Mediterráneo. En parte por dificultar el escondrijo de los piratas, que incursionaban a menudo en las costas murcianas y se ocultaban entre los pinos para sorprender a la población de labradores y pescadores que habitaban la zona, en parte por la necesidad de madera para hacer leña, el fin del bosque natural dejó calvo el terreno que separa las playas de las charcas salineras. Y, como toda acción agresiva con la naturaleza, pasó su factura.

"Cuando hacía viento de Levante, la arena cegaba las charcas donde se hacía la sal, así que el director de la salinera ordenó que plantáramos pinos y otros árboles para aguantar la arena", contó Juan Belchí, trabajador de la salinera entre 1917 y 1938 en el diario La Verdad en 1982, en declaraciones al periodista Rafael de los Ríos. Cuentan que incluso algunos vecinos de San Pedro colaboraron desinteresadamente en la reforestación.

La intención del Ayuntamiento de hacer urbanizables los terrenos del coto de las salinas levantó polémica en el pueblo en los años ochenta, cuando se produjeron protestas vecinales. La presión popular obligó a los responsables municipales a dar marcha atrás en su proyecto de plantar ladrillos en un espacio natural que actualmente es zona de nidificación de aves protegidas y la base de una industria ancestral, la salinera, además de aliciente turístico.

En 1917 no sospechaba el salinero Juan Belchí que lo que tantas horas de trabajo le costó - "era casi un crío y mi primer trabajo fue guardar los planteles de pinos para que los pájaros no los picotearan", explicó- estuvo en peligro pero actualmente forma parte de la singularidad del paisaje salinero.

Los vientos han tumbado los troncos arrugados y endurecidos por el salitre del aire. Algunos incluso han quedado recostados en el suelo como si se agacharan para no enfurecer al viento. Conejos, lagartos y otros habitantes del parque encontraron su hogar en el coto, que a principios del siglo XX era zona de caza.

El próximo sábado, el Parque Regional de las Salinas organiza una visita guiada especial 'Feliz cumpleanillos' dedicada al pinar del coto. Más información e inscripciones en el 968 178 139.

 

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