El Floridablanca divide a Lo Pagán entre los partidarios de reconstruirlo y los afines a liberar la playa

San Pedro del Pinatar
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El Floridablanca no suscita acuerdo entre los vecinos de Lo Pagán, que se dividen entre los partidarios de reconstruirlo -opción que mantiene el Ayuntamiento tras 7 años de expediente- y los afines a desmontar las ruinas del balneario y dejar la playa libre de construcciones y parapetos. Ciudadanos ha solicitado una consulta popular, pero la alcaldesa, Visitación Martínez, dice que "ya no es el momento".

 

La división de opiniones se hizo evidente el jueves por la tarde, durante la reunión vecinal convocada por Ciudadanos en el hotel Neptuno de Lo Pagán, situado justo enfrente de los escombros del viejo balneario, construido en 1910 por Ambrosio Orsí como negocio para alquilar casetas de baño, como era costumbre a principios del siglo XX. Después se convirtió en restaurante con una ampliación de la edificación de madera que, ya con la creación artificial de las playas del Mar Menor, se quedó anclado en la arena.

Una postal coloreada del viejo Floridablanca, aún en el agua y en pleno esplendor. Como se puede ver, la pasarela discurría sobre el mar.

Hace ya una década que se cerró por su avanzado estado de ruina y aún no han terminado los trámites para poder desmontarlo. Los vecinos se quejan, sobre todo, de los sucesivos veranos en que sigue allí, clavado en la playa de La Puntica con toda su decadencia y su suciedad, como nido de roedores. Quieren que se desmonte cuanto antes por el deterioro de la imagen turística que supone y que corroboran los comerciantes y hoteleros del entorno. "Hemos perdido visitantes por el estado de la playa con el balneario", afirmó en la reunión un comerciante.

Los partidarios de eliminarlo de la playa y dejar el frente marítimo libre de construcciones, dejando el Floridablanca en el pasado, defienden que "es el único sitio que queda en Lo Pagán desde el que se puede ver el mar, con tanta construcción en la costa", lamentó un vecino. "Cada vez más puertos, cada vez más barcos y cada vez más contaminación", se quejó otro.

El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores, Jesús Gómez, pidió "que se tire el Floridablanca y la playa se quede libre". "Ya hemos cedido muchas zonas los pescadores en los últimos 20 años", recordó el patrón, quien recuerda que la zona donde está planteado el retranqueo del balneario es un caladero de chirrete. Los partidarios de dejar el Floridablanca en la historia apuntaron además que "lo que necesitamos es playa".

Los defensores de su reconstrucción apelan al valor histórico y sentimental del balneario, que era muy frecuentado por los turistas por su singularidad. Para el biólogo Julio Mas, "es un elemento simbólico y parte del patrimonio histórico, que sería una alternativa turística", aunque el experto señaló que "desde el punto de vista ambiental y oceanográfico no puede estar donde está". Mas defendió su retranqueo mar adentro para "liberar los sedimentos y el espacio de playa". En La Puntica "hubo un recrecimiento artificial de la playa, como en otros sitios, ya que el Mar Menor no tenía playas, pero eso provocó cómo ha quedado", dijo en referencia al enterramiento del balneario en la arena.

Una postal de la costa de Lo Pagán, más despejada que la actual, sin el centro de actividades náuticas ni las edificaciones que han tapado la vista marina. Aquí se puede ver la estructura completa del Floridablanca en el mar, cuando aún no había apenas playa.

El portavoz de Ciudadanos, José Luis Ros, ya ha pedido que se realice una consulta popular para que Lo Pagán tenga lo que quieren los vecinos. "Hasta ahora el Gobierno nunca ha pedido opinión a los interesados y no podemos dejar que nos engañen o nos manipulen", indicó el portavoz naranja, José Luis Ros.

A pesar de la división de opiniones, la alcaldesa, Visitación Martínez, se opone a la consulta popular porque "ya no es el momento". "Ya se sometió la memoria del proyecto al voto del Pleno y se aprobó por unanimidad" aunque reconoce que "los vecinos están hartos de tener allí los restos del balneario". "No nos podemos permitir otro verano así", dijo la alcaldesa.

¿De qué depende ahora el desmontaje? Pues de la aprobación del estudio de impacto ambiental por parte de Costas, que indicará cómo hay que demolerlo, si conviene dejar los pilones de piedra y cóo evitar la turbidez en las aguas del Mar Menor con las obras en un momento tan crítico como el de la precampaña veraniega.

De forma paralela, el Ministerio de Medio Ambiente debe pronunciarse aún sobre el cambio de uso en la concesión para la construcción del balneario, ya que el Estado autorizó en 2011 al Ayuntamiento para realizarlo, pero siete años más tarde la administración local pidió que se incluyera el restaurante, que se ha convertido en otro motivo de oposición vecinal. No ven con buenos ojos que se construya un restaurante con dinero público para entregarlo a un empresario. "Dónde en toda España se ha construido un restaurante con dinero público", dijo un vecino en la reunión. 

Según la alcaldesa, "no todo será restaurante, solo un tercio del espacio, unos 850 metros cuadrados, y el resto será zona de exposición sobre el Mar Menor y usos tradicionales del balneario", explica Martínez. Sobre la adjudicación, asegura que el Ayuntamiento ofrecerá la licitación del restaurante y el concesionario abonará un canon de explotación. El proyecto cuenta con los 810.000 euros que la Comunidad Autónoma ha prometido aportar en dos anualidades.

Estado actual del balneario Floridablanca. Así ha pasado los últimos diez veranos, en progresiva decadencia.

 

 

 

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